Con la pandemia de COVID-19, existe un creciente interés en las viviendas unifamiliares en áreas periféricas, pero aún llenas de servicios personales.
Cada vez son más las personas que deciden dejar su piso en el centro de la capital y trasladarse a zonas residenciales de la periferia oa pequeños pueblos a unos 20 o 30 kilómetros de la ciudad. Sin embargo, la investigación está dirigida a áreas ricas en servicios personales, escuelas, centros comerciales, espacios culturales como clubes y bibliotecas. Además, cada vez son más los que buscan viviendas con jardín, piscina y más espacio para vivir su día a día.
Con COVID-19 los hábitos han cambiado al compartir sus espacios comunes así como la propia comunidad local. Mayor atención al valor de la sociabilidad, pero con una atención igualmente mayor a la calidad de vida en general. Esto significa que ya no buscas una casa que esté "cerca de todo", sino que te permita utilizar siempre los servicios esenciales y orientados a las personas, sin dejar de contar con la proximidad de los grandes centros para un verdadero entretenimiento.
Un cambio de rumbo que ya se ha producido en el pasado, pero que se ha acentuado significativamente en este período debido a la prolongada pandemia. Si el mercado inmobiliario ha sufrido una contracción en las grandes ciudades, ha mostrado signos de recuperación en las localidades más pequeñas.